Barcelona Reporta [Podcast] en Cultural Press Podcasts con Miguel Ángel Pérez – EP. 19

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Valerie Powles (Birmingham, Inglaterra 1950), llegó al barrio Poble Sec en Barcelona, en el año 1977. Como ella, antes y después, lo han hecho muchos otros inmigrantes a lo largo de la historia. La diferencia es que Valerie Powles se volvió activista y adelantó grandes campañas entre la comunidad del barrio para salvar lugares que hoy son insignia y orgullo de Barcelona.
La inglesa llegó al Poble Sec por casualidad. Un alumno suyo le habló de un piso con una vista muy linda y fue a verlo. Descubrió que esto era cierto y desde allí podía observar la montaña de Monjuic y le gustó mucho; tanto como para no dudar en tomarlo y quedarse viviendo allí hasta el último día de su vida.

Algunas personas que la conocieron coinciden en que era una mujer silenciosa, encerrada en sí misma y que vivía sola con varios gatos. La consideraban como ¨una loba solitaria¨ y una mujer extraña. Durante los primeros años de Valerie Powles en el Poble Sec, lo único que sabían los vecinos era que enseñaba clases de inglés a personas particulares y a empresas, pero que nunca hablaba con la gente en la calle ni se metía con nadie.
Al frente del edificio de Powles había una fábrica de cristales y un día ésta cerró. Luego el ayuntamiento de Barcelona empezó a realizar algunas obras para mejorar la infraestructura en el barrio. Otro día, desde su balcón Powles vió un pequeño agujero, en la montaña de la ladera de Montjuic, en medio de la construcción y le pareció extraño.
«Ojalá hubieran tenido esto en Londres en la Segunda Guerra Mundial».
Valerie Powles
Ella decidió bajar y comprobar por si misma de qué se trataba. Inspeccionó de cerca y se dio cuenta que era una especie de túnel que continuaba y que no hacía parte de las obras nuevas. Investigó y descubrió que se trataba del refugio 307. Este lugar había sido usado como protección antiaérea de la Defensa Pasiva barcelonesa. Fue construido durante la Guerra Civil en el barrio Poble Sec para defenderse de los bombardeos fascistas.
Este descubrimiento la llevó a emprender un activismo del cual descansó solo al lograr la meta de salvar el refugio y evitar que éste fuera destruido.
Inició una larga faena en la que buscó apoyo y ayuda de muchas personas. Como extranjera ganaba atención pero lograba poco eco para obtener acciones reales. Localmente nadie parecía estar en ese momento interesado en algo que para ella significaba mucho.
Un día en 1996 Josep Guzmán, presidente del Centro de Reseña Histórica del barrio Poble Sec (Cerhisec), recibió un mensaje que le dejó Valerie Powles en su casa. Guzmán le devuelve la llamada. Ella le menciona que le habían dicho que lo buscara por la labor que él hacía en el barrio y porque él tenía buenos contactos que le podían ayudar. Ella le cuenta que había encontrado un refugio de la guerra civil española ahí en el barrio. Que lo iban a destruir y que tenían que movilizarse para recuperar algo que según Valerie ¨ojalá hubieran tenido esto en Londres en la Segunda Guerra Mundial¨.

Para poder encontrarse Valerie Powles le dijo a Guzmán por teléfono que ella era inglesa pero que su físico no era inglés. ¨Soy alta, delgada, morena y con trenzas¨ le dijo Powles. Quedaron entonces de verse al frente del teatro Condal. Fue como una cita a ciegas. Y desde ese momento empezaron a trabajar por la causa de la conservación del Refugio 307.
Nunca se habían conocido antes, aunque vivían en el mismo barrio. Josep Guzmán aún hoy recuerda el día que lo contactó la inglesa.

Julia Costa, escritora y vicepresidente de Cerhisec, también trabajó con Valerie Powles durante el tiempo de la campaña para salvar el Refugio 307 y recuerda a la inglesa como una mujer de carácter fuerte y muy insistente en sus ideas.
¨Ella era a ratos muy llevada de su parecer. Si ella no hubiera sido así, quizás no hubiera logrado sus metas¨.
Julia Costa, escritora y vicepresidente de Cerhisec, 2018
Valerie Powles se metió hasta los contenedores de basura de algunos lugares emblemáticos del Poble Sec con el único fin de conservar la historia del barrio. Así fue que pasó con otra de sus causas más recordadas, como fue la del Teatro El Molino.

En un artículo del periódico El País del 9 de julio de 2011, casi como si fuera un homenaje póstumo, el periodista y escritor Xavier Theros, amigo de la inglesa la describió como ¨una historiadora aficionada, con un rigor y una vocación pocas veces vista en los departamentos universitarios¨.





Un cáncer de pulmón finalmente hizo metástasis y aun así nunca paró de fumar. Valerie Powles murió el 13 de junio de 2011, en su casa, al frente del Refugio 307.
A su funeral, en el Poble Sec, solo asistieron entre 30 a 40 personas. Ese día apareció alguien que dijo ser su hermana. Se encargó de todo lo de la cremación y distribuyó las cenizas. La mitad de ellas quedaron enterradas en la ladera de Montjuic cerca del Refugio 307 y la otra mitad se las llevó a Birmingham con ella.
«No sé si no me hacen caso por ser mujer, extranjera o anarquista».
Valerie Powles
Placa en la tumba de Valerie Powles Tumba de Valerie Powles en Montjuic, Barcelona
En el sitio donde se depositaron parte de las cenizas en el barrio hay una simple roca negra, con una placa que inicialmente era dorada, que tiene escrita una frase de Valerie Powles que aún algunos recuerdan a manera de epitafio: «No sé si no me hacen caso por ser mujer, extranjera o anarquista».
Pasarán los años y quizás el nombre de Valerie Powles podrá ir desapareciendo de la memoria colectiva del barrio Poble Sec. Era una mujer íntegra y a la final ella no quería reconocimiento personal solo por alimentar su ego. Quería salvar y que se respetara el patrimonio histórico para el barrio. Aunque ella ya se ha ido, los íconos que salvó están ahí frente a los ojos de los vecinos y visitantes del Poble Sec y la Barcelona del presente.

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