Notas Mediáticas [Podcast] en Cultural Press Podcasts con Miguel Ángel Pérez – EP 26

La tercera revolución industrial tiene que dar el salto hacia una conciencia empática mundial – Notas Mediáticas [Podcast] – EP. 26 – Cultural Press Podcasts
En este episodio de Notas Mediáticas en Cultural Press Podcasts comentamos sobre un artículo titulado, “La Civilización Empática” de Jeremy Rifkin. Este artículo se publicó el 19 de marzo de 2010, en la columna de Opinión del diario “El País” de España, en su edición global, pero sigue teniendo tanta vigencia que pareciera haber sido publicado el día de hoy.
Así mismo se titula el libro, sobre el que se basa este artículo de Jeremy Rifkin, La civilización empática: La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis, publicado en español el 18 de marzo de 2010 por la editorial Paidós.

Jeremy Rifkin, quien nació en Denver, Colorado en 1945, es un sociólogo, economista, escritor, orador, asesor político y activista estadounidense. Rifkin investiga el impacto de los cambios científicos y tecnológicos en la economía, la fuerza de trabajo, la sociedad y el medio ambiente.
Ha ejercido de consejero de diversos gobiernos, durante sus respectivas presidencias de la Unión Europea, como Francia, Alemania, Portugal y Eslovenia, entre otros. Asimismo, asesora regularmente al Parlamento Europeo en materias de medio ambiente, tecnología y seguridad energética.

Jeremy Rifkin comienza su artículo diciéndonos que “La ciencia demuestra que el ser humano progresa reduciendo su egoísmo y ampliando su empatía”.
Luego de esta afirmación, señala una serie de acontecimientos que se van encadenando para sustentar su teoría: «Dos espectaculares colapsos, separados por sólo 18 meses, han marcado el fin de la era contemporánea».
En julio de 2008, el precio del petróleo en los mercados mundiales alcanzó la cifra récord de 147 dólares por barril, la inflación se disparó, y con ella todos los precios, desde los alimentos a la gasolina, y el motor de la economía mundial se atascó. Lo que precipitó la crisis fue la creciente demanda de combustibles fósiles de China, India y otras economías emergentes. La capacidad de compra se desplomó y la economía mundial se derrumbó. Ese fue el terremoto que hizo trizas esa época industrial. El colapso de los mercados financieros dos meses después no fue más que una réplica”.

Otro dato importante se menciona para entender la propuesta del autor: “En diciembre de 2009, mandatarios de 192 países se reunieron en Copenhague para abordar el problema, que supone la factura de entropía acumulada, de una revolución industrial basada en los combustibles fósiles: el gasto en CO2 que está recalentando y desequilibrando el planeta hasta llevarlo a un catastrófico cambio climático. Después de años de preparación, las negociaciones fracasaron y los líderes del mundo fueron incapaces de un acuerdo”.
Un panorama que Jeremy Rifkin sigue describiendo con claridad. Dice que «La crisis radica en la concepción de la naturaleza humana que rige el comportamiento de los líderes mundiales y cuyos presupuestos surgieron hace más de 200 años, durante la Ilustración, en los albores de la economía de mercado y de la era del nacionalismo».
«A los pensadores ilustrados – John Locke, Adam Smith, Condorcet, etcétera- les ofendía la concepción cristiano-medieval del mundo que, viendo en el hombre a un ser indigno y depravado, aspiraba a la salvación ultraterrena a través de la gracia de Dios. Preferían sumarse a la idea de que la esencia humana es racional, distante, autónoma, ambiciosa y utilitarista, propugnando que la salvación individual está aquí en la Tierra, en un ilimitado progreso material».
Rifkin nos invita a reflexionar sobre las concepciones antes expuestas con argumentos firmes sobre lo que puede ser la existencia futura: “Si la naturaleza humana es como indicaban los filósofos ilustrados, probablemente estemos condenados. Imposible concebir cómo podríamos crear una economía mundial sostenible y devolverle la salud a la biosfera si todos nosotros, en nuestra esencia biológica, somos agentes autónomos, egoístas y materialistas”.
«Los biólogos y los neurocientíficos cognitivos están descubriendo neuronas espejo, llamadas de la empatía, que permiten a los seres humanos sentir y experimentar situaciones ajenas como si fueran propias. Parece que somos los animales más sociales y que buscamos interactuar íntima y amigablemente con nuestros congéneres».
jeremy rifkin
Entran en juego otras áreas del conocimiento implicadas en todos estos procesos de cambio permanente. Rifkin también nos dice: “Sin embargo, los últimos descubrimientos sobre el funcionamiento del cerebro y el desarrollo infantil nos obligan a repensar esos arraigados dogmas. Los biólogos y los neurocientíficos cognitivos están descubriendo neuronas espejo, llamadas de la empatía, que permiten a los seres humanos sentir y experimentar situaciones ajenas como si fueran propias. Parece que somos los animales más sociales y que buscamos interactuar íntima y amigablemente con nuestros congéneres”.

Jeremy Rifkin destaca el trabajo minucioso que realizan los científicos sociales, que “están comenzando a reexaminar la historia con una lente empática, descubriendo así corrientes históricas ocultas que sugieren que la evolución humana no sólo se calibra en función del control de la naturaleza, sino del incremento y la ampliación de la empatía hacia seres muy diversos y en ámbitos temporales y espaciales cada vez mayores.
«Las pruebas científicas de que somos una especie básicamente empática tienen consecuencias sociales profundas y de gran alcance, y podrían determinar nuestra suerte como especie».
Jeremy Rifkin
Algunas de las propuestas de Rifkin que expresa claramente para sus interlocutores
Para resucitar la economía mundial y revitalizar la biosfera, lo que ahora necesitamos es, nada más y nada menos, que dar, en menos de una generación, el salto hacia una conciencia empática mundial. La cuestión es la siguiente: ¿cuál es el mecanismo que permite la maduración de la sensibilidad empática y la expansión histórica de esa conciencia?
Los momentos cruciales que dan un vuelco a la conciencia humana tienen lugar cuando nuevos sistemas energéticos se conjugan con revoluciones en las comunicaciones, creando nuevas eras económicas.
Los nuevos medios de comunicación se tornan en mecanismos que rigen y controlan la estructuración, organización y gestión de las civilizaciones más complejas que los nuevos sistemas energéticos posibilitan.

Conceptos que entrega Jeremy Rifkin que aclaran estas propuestas de trabajo universal y que son puestas en un contexto histórico
La primera revolución industrial del siglo XIX, gestionada gracias a la comunicación impresa, dio paso a la conciencia ideológica.
La comunicación electrónica se convirtió en el mecanismo rector y de control de la segunda revolución industrial del siglo XX, que marcó el inicio de la conciencia psicológica.
Las revoluciones en las comunicaciones, al hacerse más complejas, van poniendo en contacto a cada vez más gente dentro de redes sociales más amplias y variadas. La comunicación oral tiene un limitado alcance temporal y espacial, mientras que las comunicaciones manuscrita, impresa y electrónica amplían el margen y la profundidad de las interacciones sociales.
«Hoy en día hacemos la historia».
jeremy rifkin
Dice Rifkin: “nos encontramos en la cima de otra convergencia histórica, en una tercera revolución industrial de la energía y la comunicación, que podría EXTENDER LA SENSIBILIDAD EMPÁTICA a la propia biosfera y a toda la vida terrena.
La repartida revolución de Internet se está conjugando con la diseminación de las energías renovables, haciendo posible una economía sostenible que se gestiona localmente con vínculos en todo el mundo”. Es decir, se postula hacia la Conciencia Empática.
Y para concluir este artículo Jeremy Rifkin nos deja el desafío de consolidar el futuro a través del surgimiento de LA CIVILIZACIÓN EMPÁTICA.

Observaciones sensatas de lo que se vive actualmente apuestan hacia ella: “Las generaciones más jóvenes están llevando su capacidad de empatía más allá de los credos religiosos y la identificación nacional, incorporando así a toda la humanidad y al ingente proyecto vital que envuelve la Tierra. Pero nuestra prisa por alcanzar la conectividad universal empática tropieza con un gigante entrópico en constante aceleración: el cambio climático.
¿Podremos alcanzar la conciencia biosférica y la empatía mundial a tiempo de evitar el derrumbe planetario?
Necesitamos una conciencia planetaria para resucitar la economía y revitalizar la biosfera. ¿Imposible? No, en absoluto.
